Seguimos analizando el Erasmus+ «Estrategias para la gestión en aula y técnicas de enseñanza efectivas» en Split. Esta jornada fue una de las más interesantes de todo el curso, ya que trabajamos la importancia de saber comunicarnos con el alumnado y todos los componentes de la comunidad educativa, ¿cuántas veces nos ha pasado que hemos acabado en un bucle sin salida por no saber expresar y compartir con certeza nuestros pensamientos sin dejar que la emotividad lo desdibuje todo?

De nuevo, compartimos y comparamos los diferentes sistemas educativos europeos. Pero, en este caso, nos centramos en cómo es vista la profesión docente por la sociedad de cada país y, en consecuencia, cómo se relaciona la comunidad educativa con el profesorado: ¿Remamos todos en una misma dirección -el aprendizaje del alumnado- o tenemos la impresión de que existen bandos en los que continuamente tenemos que justificar nuestra labor ante las madres y padres?
La clase fue fundamentalmente práctica. Después de analizar diferentes modos de comunicación (asertiva, dominante, pasiva, emotiva…) y sus correspondientes refuerzos no verbales, lo llevamos al mundo real. Así, adoptamos diferentes roles (padres, profesores y alumnado) que fuimos intercambiando y tuvimos que expresar nuestras opiniones siguiendo diferentes modos de comunicación. Fue una actividad estupenda para saber identificar y neutralizar patrones en lugar de reaccionar ante ellos. Es decir, el objetivo es conseguir que la comunicación se establezca y que no acabemos en una calle sin salida.

Luego, trabajamos los “I statement…”, es decir, una técnica para poder compartir las opiniones del profesorado sobre el desempeño o comportamiento del alumnado sin dejarnos llevar por la emotividad y sin que nuestro receptor se sienta atacado. Incluso, pusimos en práctica pequeños trucos que activan las neuronas espejo y sirven para neutralizar las emociones negativas de nuestros interlocutores. Si padres, madres y profesorado no remamos juntos, ¿hacia dónde va este barco?
Al terminar las clases, nos invitaron a perdernos por los callejones del Palacio Diocleciano de Split con un tour guiado. Este palacio, que conforma del centro histórico de la ciudad, está protegido por la UNESCO y es único en el mundo, ya que es un espacio vivo abierto no solo a turistas, sino que familias reales todavía viven en sus edificios. En sus calles reina el trajín, el olor a lavanda y el bullicio, pero es este un rumor calmado, totalmente mediterráneo en el que la idiosincrasia de la ciudad hace que sus ciudadanos se permitan disfrutar de un relaxing café con leche en compañía durante nunca menos de tres horas. Cuando se pone el sol, comienza la música en directo en la plaza principal del palacio/casco histórico y no hay nada mejor que dejarse llevar por el buen ambiente del momento.