Debería ser una persona más consecuente consigo misma y haber empezado a escribir ayer, sin embargo, la pereza me ha acertado desde el primer momento y me ha costado mucho empezar esta entrada.

No es una ciudad nueva para mi. Pasé parte de mis vacaciones del pasado verano aquí. Vuelvo a pasar las mismas calles. Este curso promete, por primera vez me alejo de mis contenidos favoritos (gamificación, flipped classroom, digital storytelling…) y voy a centrarme en algo más terrenal: el desarrollo sostenible.

Sólo nueve alumnos y casi la mitad somos españoles, además hay representantes de Lituania, Austria y Chipre. Un espacio cómodo y un curso que, para mi gusto, es un poco lento en su arranque. No obstante, tiene un interesante programa social y permite conocer a fondo una de las ciudades más pujante de la península Ibérica





